24/10/24.
1.
Este es de la prima de Rodrigo Benavides, el fotógrafo que presentó a otro, Carmelo Raydán, en la inauguración de la exposición Predios de gracia, en el Museo de Bellas Artes, a las once de la mañana de una mañana de este mes.
Cuando lo acompaña el camino que es Caracas entonces voy yo, y le escucho disertar acerca del amor a la familia y a la madre que lo parió.
Raydán, de origen libanés, recordó la masacre que pasa mientras usted, que no nos lee porque ya no imprimimos porque Hugo Cabezas está en el Sebin, la que pasa, la masacre lejana en un mundo que, visto así, no tiene lugar seguro para. Mientras usted, repito. Y yo, que no estamos en Palestina ni en.
Y contemplando las fotos que no se imprimieron, en pantallas que se pueden poner en cualquier lado, el espectador recuerda a Benavides presentando la exposición, con un marco de verdad verdad, de esos donde se encuadra la imagen, relleno de aire donde quien documenta quiere meter el mundo. Del museo a la avenida México, pasando por la plaza Benito Juárez, que sigue siendo baño público en las madrugadas, Caracas, desde la esquina de Perico, camina en la calle porque en las aceras no se puede. “Lo mejor es un día tras otro”, dijo la prima del fotógrafo que presentó a otro. Esso Álvarez estuvo en el medio, viendo danzar a los médanos. Un año estuvo Raydán tras el pedacito de sombra que obtuvo ese día, a las nueve de la mañana.
2.
En el parque Los Caobos era donde podía pasar; el trotador se sentó, descansando cerca de la Fuente. De la Bolivariana testimonió porque por ahí pasó: que la señora mayor que viva se sintió cuando en clase preguntaba algo de comunicación. Luego caminó solo el profesor la distancia infinita, y larga y otra sombra se le vio. Cuando lo acompaña el camino que es Caracas entonces voy yo, y le escucho disertar acerca del amor a la familia y a la madre que lo parió. Este, entonces, es de un amigo de un amigo; siendo que la amistad es el invento más bello, según Aquiles Nazoa, y siendo que este es un amigo de verdad, y que cuenta que aquel lo era también, pero este, que está, también dice que aquel, que no está (pero cuando lo nombra, está), era su amigo de verdad. “Si no fuera por él…” y esto, y lo otro. Además, siendo que algún día, o noche, usted, que no está, y yo, que tampoco, dejaremos de estar, si es que estamos, para no enredar, esto fue lo que dijo el amigo de mi amigo, en forma de pregunta, que voy a cambiar porque ya él no la puede contestar: “Siempre que pasa lo mismo, sucede igual”.
3.
En un plano de simones, la profesora se sentó. Ella vio el bulto al lado izquierdo y no sé lo que sintió, pero cuando estuvo rodeada enseguida preguntó si eso se veía bien, pero en el “director” confió.
La Universidad Bolivariana de Venezuela es la locación; las estatuas de Simón Rodríguez, sentado, y Simón Bolívar, de pie, a la usanza de la época, donde va el interior, en el ropaje, se ve una protuberancia del tamaño del reloj. Uno no le para a eso, que es mucho mejor, pero ella se veía tan extraña que el ardor que sugería el plano no era ardor; su voz se distanciaba en la autopista del amor en la que uno se mete sin casco y en bicicleta, porque si te cambian el consonante, como Florentino enseñó, cierras con esta frase que ella escribió: “No soy cantante, así que se vale todo”. Y cantó.
POR GUSTAVO MÉRIDA • @gusmerida1
FOTOGRAFÍA NATHAN RAMÍREZ •@nathanfoto_art