Si San Pedro se mueriera,
todo el mundo llorara.
Pero el santo está vivito,
y lleno de guacamayas.
Guacamayas arcoiris,
Garzas negras, garzas blancas
En una parroquia linda
que aún respira nostalgia.
San Pedro, lleno de verde,
de los años ochenta jabillos,
con dos universidades
acuna saberes lindos.
Rinde memoria a Los Próceres,
Mientras los niños patinan
Bimbolandia o la inocencia
memoria con sabor a Crema Paraíso.
Santa Mónica llena de escuelas,
y calles con nombres de poetas
una réplica del Vaticano,
parques, puentes, más iglesias.
Llena de vida y sabor,
con parrillitas y arepas,
San Pedro es la parroquia
para montar bicicleta.
Al vuelo de guacamayas
y el verde primaveral,
San Pedro el de la ternura
en la ciudad capital.
(Poema escrito por mí para el conversatorio "Caracas, vista y narrada a través de sus cronistas", que inspiró este artículo).
22/02/25.- En la parroquia San Pedro prácticamente nací, crecí y viví de continuo mis primeros dieciocho años. Recuerdo, un domingo con mi abuelita Ana: me había llevado a misa a la iglesia San Pedro, y me porté malísimo. Hice berrinches, y me encaramaba en el asiento mientras mi pobre abuela pasaba pena por mi culpa. Mi papá me enseñó a montar bicicleta en Los Próceres, y con mi mamá y mi abuelita hacíamos también picnic en ese paseo. Siempre montábamos nuestro templete junto a un arbolito al que bautizamos "Juanito". Mi abuelita se ha ido, pero Juanito siempre me saluda cuando paso por allá. Recuerdo un partido Caracas - La Guaira en el estadio Universitario: fuimos la tropa completa: mis primos, tíos y mi mamá. Un tipo quiso faltarle el respeto a mi madre a la salida del juego y salió mi tío Checo a ofrecerle unos golpes: ¡resultó que el tipo medía como dos metros! Mi tía Rosa siempre nos recibió en su apartamento de Santa Mónica, y era tradición comer en los chinos de Los Chaguaramos. Uno de los tesoros del pasado de mi infancia es la legendaria pizzería El Roccolano: justo por ahí fue que mataron a Danilo Anderson. Recuerdo que vivía en una residencia estudiantil por ahí cerca, y todos los vecinos vimos la camioneta estrellada junto a una pared, y todos los vidrios de la cuadra rotos. Cuando mi tío Checo falleció, en lugar de un novenario clásico en la iglesia, celebramos su vida en nueve bares de la zona. Fuimos al Yaracuy Park a saldar una deuda pendiente, y continuamos nuestro peregrinaje por ocho días más junto a sus amigos y afectos más cercanos.
...la parroquia Cultural de Caracas. Es el lugar de mis vivencias más inmediatas.... Hay hermosos araguaneyes, apamates, jabillos. Ellos son el abrigo de aves cantarinas como los cristofué y los azulejos, los loros, las estridentes guacamayas, que nos alegran los amaneceres.
Estas son sólo unas pocas memorias que configuran parte de mi identidad. San Pedro ha sido una presencia fuerte no sólo en mi vida, sino en la de muchísimos caraqueños, debido a tantos lugares emblemáticos para hacer vida y urbanidad.

Crónica de un santo
Sobre la base de esta premisa, la periodista, cronista y poeta Teresa Ovalles, dio un sentido conversatorio sobre la parroquia San Pedro el pasado miércoles 19 de febrero, titulado Caracas vista y narrada a través de sus cronistas , en los espacios de la Casa de Estudio de la Historia de Venezuela Lorenzo A. Mendoza Quintero, en la esquina de Veroes, por los lados del bulevar Panteón.
En apenas sesenta minutos, Tere (quien es cronista de la parroquia San Pedro), nos compartió una clase magistral sobre los íconos y lugares más emblemáticos de una parroquia a la que denominó "La parroquia cultural de Caracas".
El conversatorio estuvo atiborrado de nostálgicos que no dejaban de compartir anécdotas y recuerdos felices en sitios que ahora pertenecen al recuerdo.

¿Qué te motivó a ofrecer este conversatorio?
Fue una invitación que me hizo Fundapatrimonio, ente adscrito a la Alcaldía de Caracas. Ellos me consideran cronista de la parroquia San Pedro, donde vivo desde hace cuarenta años. A este organismo le pediría que editemos un libro de la parroquia con un inventario sobre los numerosos bienes patrimoniales que posee, comenzando por la Universidad Central de Venezuela, que no sólo es bien de la Humanidad, sino que primero fue de la parroquia San Pedro.
¿Cómo definirías a la parroquia San Pedro?
Ella está definida como la parroquia Cultural de Caracas. Es el lugar de mis vivencias más inmediatas. La avenida Presidente Medina y el paseo Los Ilustres me los recorro a diario. Una de mis preocupaciones son los árboles. Si algo caracteriza a nuestra parroquia es que estos abundan. Hay hermosos araguaneyes, apamates, jabillos. Ellos son el abrigo de aves cantarinas como los cristofué y los azulejos, los loros, las estridentes guacamayas, que nos alegran los amaneceres.
Hay habitantes que se han vuelto sus enemigos, porque rompen las aceras y ponen en peligro las bases de algunos edificios residenciales. Propondría un inventario de los mismos y un plan de recuperación evitando la tala y creando planos de arborización en algunas zonas.

Cuéntanos del conversatorio que acabas de impartir.
Se quedó corto. Faltó tiempo para hablar de ella y de sus múltiples detalles arquitectónicos e historias de los edificios y sus calles. Afortunadamente, los asistentes, que alguna vez fueron parroquianos y los que siguen siendo, hicieron importantes aportes y anécdotas.
Fue tan hermoso hacer este recorrido por mi amada parroquia, a la que siento arraigada en mi corazón, que quiero seguir indagando acerca de ella y con Fundapatrimonio, elaborar el inventario de bienes. También hay una propuesta para realizar foros y charlas sobre la parroquia.
¿Cuáles han sido tus anécdotas más memorables en la parroquia San Pedro?
En realidad, se trataría de las vivencias ancladas a mis estudios en la Universidad Central de Venezuela. Fueron muy buenos e inolvidables recuerdos. Aparte de los que tienen que ver con mi microcosmos, que es mi casa. Tampoco olvido mi residencia en Los Chaguaramos junto a mi compañero Pedro Chacín, a quien tampoco olvido.

El poeta Gonzalo Ramírez, compartió anécdotas como por ejemplo: que la avenida Victoria era la zona de los cafés al aire libre. Gonzalo agrega: "Son muchas las anécdotas memorables en distintos tiempos y en distintos sitios. Son muchas las imágenes íntimamente ligadas al afecto. La parroquia San Pedro es un lugar que llevo en el corazón. Fue un conversatorio fluido y gustoso. Teresa Ovalles le imprimió una gustosa amenidad".
La parroquia del saber y del sabor
Las anécdotas y vivencias no se dieron abasto para apenas sesenta minutos de compartir. Pero los asistentes quedaron con el ímpetu de proponer acciones concretas para mejorar la calidad de vida de los parroquianos. Este hermoso conversatorio sobre la parroquia San Pedro nos dejó la satisfacción de ver al poder popular en acción, concentrado en desarrollar liderazgo local para beneficio de la comunidad.

POR MARÍA EUGENIA ACERO • @mariacolomine
FOTOGRAFÍAS MARIO RAMIREZ / NATHAN RAMÍREZ • @nathanfoto_art