13/03/25. Compuesto por Agustín Lara y cantado exitosamente en Colombia por el Tenor Favorito de Venezuela, Alfredo Sadel, fue lo primero que encontramos, tipo ¡ubícate HM! Nunca había escuchado este bolero, o mejor dicho, no lo había identificado, pero al escuchar dos líneas inolvidables: “No te debía querer, pero te quise/ No te debía olvidar y te olvidé”, entendí que ¡claro!, que no sólo lo había escuchado, sino que siempre me encantó. Lo que si no pude imaginar es que fuese obra de Agustín. Más bien le sentía un tono de filin cubano, aunque como decía, ni lo identificaba por el título.
Naufragio es un bolero en forma de danzonete, de indudable influencia cubana, pero la pregunta es ¿de dónde salió y a quién se lo dedicó?...
Por Dionisio Rodríguez, en Agustín Lara: El Schubert Jarocho de la página Babab, me entero que fue: “Amigo de músicos cubanos como Ernesto Lecuona, Sindo Garay y Bola de Nieve (Ignacio Villa), Agustín Lara tuvo una larga y estrecha relación con la isla en la que estuvo varias veces, y de la que recibió una innegable influencia”.
En Agustín Lara: un enamorado de Cuba y sus mujeres, Damián Fernández nos cuenta que, en su primer viaje en 1939, compuso Sueño guajiro y Coplas, ya sabemos de su versatilidad para componer pasodobles, tangos, y géneros varios, aunque especialmente boleros.
Fernández confirma los aportes de Rodríguez y nos precisa. A Sindo Garay lo conoce en La Bodeguita del Medio, por ese tiempo toca el piano en el cabaré Montmartre, además dirige una orquesta de violines. Y por ahí, nos hace llegar también, a la innegable influencia de la isla, señalada por Rodríguez: “Su interés por la música cubana se reflejó entonces en obras como La cumbancha, un homenaje a la percusión del país, Noche criolla y el danzonete Pobre de mí.
Y entonces vamos llegando al llegadero, o como dicen los amigos “Elena tiene las llaves”, porque Naufragio es un bolero en forma de danzonete, de indudable influencia cubana, pero la pregunta es ¿de dónde salió y a quién se lo dedicó?... Como no se consigue fecha de la composición ni mayor información al respecto, nos toca especular.
Por la letra, podemos presumir que nuestro héroe, exitoso enamorador y enamorado empedernido, le toca por fin un amor que hace aguas, naufragando en el mar de su vivir, y por las crónicas nos enteramos que en el viaje del 39, a La Habana, embelesado por una carajita de dieciocho años, (para no rayarlo tanto, averigüé que tenía veintiuno, nació en el 18, ¡eso sí era bellísima!), Xiomara Fernández, una joven talentosa del canto y el arte considerada una estrella naciente del Circuito CMQ-Radio.
“Fascinado por ella, le propone escribir una canción para que la estrene. Surge así Cuando me miraste tú, que Xiomara lanza en el Gran Teatro de La Habana, acompañada por Lara al piano. A pesar de la admiración de Xiomara, cuando el compositor mexicano le propuso matrimonio ella lo rechazó. Lara persistió con gestos románticos, como enviarle flores diariamente con tarjetas que expresaban 'Pensando en ti', pero la cubana decidió no aceptar las nupcias”. Lo que me hace sospechar, que eso fue el propio naufragio, porque le pidió que, por favor, cesara el envío de flores al estudio. Lo que el travieso sentimental de Lara obedeció, pero continúo enviándole una diaria al hotel.
Si revisamos el bolero que ella le estrenó Cuando me miraste tú, encontramos un vaso comunicante, mejor un lente comunicante porque se trata de ojos. Y de aquellos versos del pretendido bolero del levante, que ella accedió a cantar, pero de aquello “nanai, nanai”, sin completar el dicho popular: “Toda la gloria fue mía /cuando me miraste tú / toda la gloria fue mía /cuando me miraste tú / se quedó sin luz el día / todo se quedó sin luz /y empezó la vida mía / cuando me miraste tú/ ahora ya no me miras / que le vamos a hacer / nadie podrá mirarme ni consolarme en mi padecer”. No es osado presumir que Naufragio con sus versos iniciales: “De aquel sombrío misterio de tus ojos/ No queda ni un destello para mí”, fuera la continuación de la mirada inicial, que ya presagiaba el naufragio inevitable.
No suelto más prendas, porque el próximo bolero será, Cuando me miraste tú.
¡Recoge los vidrios Agustín!
POR HUMBERTO MÁRQUEZ • @rumbertomarquez
ILUSTRACIÓN ERASMO SÁNCHEZ