16/10/25. Lo que antes era un taller mecánico se transformó en un relicario para creyentes y un libro sobre la historia arquitectónica de Caracas. En la parroquia La Pastora, una de las más antiguas de la ciudad capital, los transeúntes respiran un hálito de memoria entre las esquinas San Andrés y Desbarrancados.
La Casa Museo, con sus exposiciones temporales, se ha convertido en un centro cultural que honra a un hombre de fe y ciencia... es un espacio que logra tejer una crónica de la fe popular y del testimonio histórico de La Pastora.
En esa calle, se alza un complejo que recuerda al médico de los pobres. Es la Casa Museo José Gregorio Hernández que fue reacondicionada utilizando los mismos materiales de la antigua casa, con el fin de recrear la cotidianidad de un símbolo religioso para la nación venezolana.
.
Entre la ciencia y la fe
La visita comienza sobre los cimientos en los que reposó la casa de la hermana de Hernández. Tras ser adquirido el terreno por la Alcaldía de Caracas, se realizaron excavaciones que revelaron los restos de la estructura original donde vivió el médico venezolano en sus últimos años.
Una pasarela y plataformas de vidrio templado permiten a quienes visitan caminar sobre la historia. Ver esos ladrillos antiguos y restos de pared, es un recordatorio tangible de los pasos de quien el próximo 19 de octubre será canonizado.
La arqueología urbana y la fe conforman un gran pilar. En la parte posterior, se encuentra el oratorio con una cruz central de acero, un lugar donde las personas pueden meditar desde la devoción o la admiración del espacio como portador de la memoria.
El ambiente, en contraste con el bullicio de la cercana avenida Baralt o de los alrededores, es apaciguante. Sobre todo, cuando se avanza hacia los jardines centrales, donde las flores rojas y el verde de los matorrales se mezclan con el espíritu de la vivienda.
Historia caraqueña
Si bien, el sentido de lo religioso es palpable, no sólo la fe atrae a los visitantes. Después del oratorio, inicia el recorrido por una réplica de la casa dividida en tres instalaciones a las que se accede por un pasillo externo. En cada una se observa la recreación museística de la vida caraqueña a principios del siglo XX.
La primera instalación recrea la sala que permite imaginar cómo eran las reuniones sociales en las casas típicas de La Pastora de inicios de siglo. Muebles de madera oscura, fotografías y cuadros antiguos ayudan a establecer el contexto social, pero también a pensar en el médico como un hombre que prestaba importancia a los recuerdos familiares y al arte.
Después se encuentra el consultorio, donde un objeto destacado es la camilla de madera que usaba Hernández para atender a sus pacientes. En el espacio exponen sus instrumentos, el microscopio, e incluso un récipe de puño y letra del beato. Además, su sombrero y el maletín en el que trasladaba su equipo médico cuando hacía visitas médicas.
Por último, su dormitorio, donde se encuentra la mueblería que revive el tiempo. Una cama de madera, una cómoda con su espejo, y otras pertenencias reflejan la austeridad del médico de los pobres.
Testimonio histórico
El otro pilar del complejo es su relación intrínseca con la historia de Caracas. La Pastora, con sus calles empinadas y casas coloniales, se muestra en un mural dentro de los espacios de la casa museo. Con el nombre, la “calle de los perros”, retrata el camino desde la casa hasta la iglesia La Divina Pastora.
La Casa Museo, con sus exposiciones temporales, se ha convertido en un centro cultural que honra a un hombre de fe y ciencia. Abierto de martes a domingo de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. es un espacio que logra tejer una crónica de la fe popular y del testimonio histórico de La Pastora.
POR SARAH ESPINOZA MÁRQUEZ • @sarah.spnz
FOTOGRAFÍAS NATHAEL RAMÍREZ • @naragu.foto