Vivir poéticamente es vivir la propia vida como una obra de arte, es un vivir desde lo que clásicamente se denomina el arte de saber vivir.
Armando Rojas Guardia
09/12/25. Pensar la poesía como acto de aprendizaje significa considerarla como una disposición humana hacia el encuentro, es reconocer el importante lugar que tiene en la producción de la identidad, sobre todo cuando esta es constantemente amenazada por la industria mediática hegemónica que no deja espacio para la autoexploración, léase expansión imaginativa de lo que puede conceder sentido a quienes intentan realizar su vida en medio del caos cosificante del reino del capital donde nos encontramos inmersos.
...los talleres de expresión literaria que suelen ser de exploración de nuestros sentidos... nos enseñan a entrar en sintonía con nuestra realidad y hacer de ella un lugar más habitable.
La poesía, al comprenderse rebelde, inconforme y al mismo tiempo amorosa, realiza su potencialidad como estrategia indispensable para la reafirmación de la dignidad tanto de la singularidad subjetiva como de la pluralidad que dinamiza a los pueblos y comunidades desde donde se realiza y se vive como apropiación cultural.
Al ser reconocido desde este horizonte inevitablemente intercultural, la poesía muestra su naturaleza dialógica para expandir su devenir como tejido medular de las conciencias y de los corazones que la hacen posible.
Cuando es así, a las y los poetas les da por ofrecer su arte no sólo desde el ejercicio escritural sino también como otra forma orgánica, la de enseñarnos cómo abonar el terreno para que podamos florecer como personas.
Una de esas maneras son los talleres de expresión literaria que suelen ser de exploración de nuestros sentidos para captar, por ejemplo, lo que suele pasar desapercibido. Nos enseñan a mirar-nos y pronunciar-nos de una manera diferente a la habitual, sin desnaturalizar-nos, nos enseñan a entrar en sintonía con nuestra realidad y hacer de ella un lugar más habitable.
En la segunda edición de la feria del libro de poesía EXPOESÍA, celebrada en el Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos entre el 20 y el 23 de noviembre, homenajeando en esta oportunidad al programa La Librería Mediática que este año cumplió veinte años y a la Revista Nacional de Cultura. En dicha feria hermanas y hermanos en la palabra nos compartieron algunas de sus estrategias para hacer que la poesía sea posible.
Una de ellas fue la poeta boliviana Melissa Sauma, quien ofreció el taller “Laboratorio de versos vivos: un viaje creativo y sensorial” a un público conformado en su mayoría por estudiantes de bachillerato que hacen vida en la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla en Caracas, junto a docentes y público en general, nos hizo disfrutar, entre otras experiencias, de qué manera la activación de la memoria a través de los sentidos constituye un vínculo afectivo indispensable para la génesis de la escritura.
Otra de ellas fue nuestra hermana Karen Ayala, quien trajo desde Honduras, la experiencia “Mediación cultural y lectura”, de promoción de lectura en comunidades vulnerables, compartir de qué manera el libro se torna algo más que una herramienta de protección contra diversas situaciones que genera la desigualdad especialmente socioeconómica.
Ante el desamparo, la lecto-escritura emerge como posibilidad poética del propio vivir. En el caso de este docente, la estrategia es acompañada por la labor que realiza la editorial Chifurnia que lleva junto a su compañero, el también poeta Otoniel Guevara, quienes han publicado un catálogo de más de trescientos títulos (cuento, teatro, novela, poesía) de veintitrés países donde por cierto, la Colección Venezuela ha alcanzado la suma de dieciocho poetas.
Estos libros junto a otros como los que han diseñado para los más pequeños con páginas donde puedan expresarse a través del dibujo, constituyen toda una arquitectura pedagógica que nos hacen repensar el importante papel de la poesía más allá de su lectura, haciéndola una vivencia insoslayable del mundo contemporáneo, como diría Paulo Freire, como práctica de libertad.
Sin duda, este tipo de talleres realza la necesidad de la creación poética que hoy se vive por ejemplo, en la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla a todo lo largo y ancho del país, en los diversos espacios donde este tiene lugar.
Por ello agradecemos a estas compañeras que han venido a Caracas a transmitir su sentir, sus aprendizajes, sus enseñanzas, y estamos seguros de que las y los participantes llevarán a sus hogares, comunidades, colegios, liceos y universidades los diversos mensajes que ellas bien han sabido ofrecer. Y agradecemos, una vez más, a las y los organizadores de esta segunda edición de EXPOESÍA, en especial a la poeta Ana María Oviedo Palomares por hacerlo posible.
POR BENJAMÍN EDUARDO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ• @pasajero_2
FOTOGRAFÍAS NATHAEL RAMÍREZ • @naragu.foto / MILENI NODA •@milenisimaa / BENJAMÍN EDUARDO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ• @pasajero_2