21/04/2023. La resiliencia es uno de los atributos más reconocibles en el atleta venezolano. Sin importar las condiciones más desfavorables para la práctica de su deporte, allí están nuestros representantes en las más diversas disciplinas, sobreponiéndose a las dificultades económicas que hoy atraviesa el país, entrenando en instalaciones que han sufrido el inevitable deterioro por los menguados recursos para su mantenimiento o remodelación, y sin la ergogenia indispensable que exige el alto rendimiento.
Buena parte de estos atletas no cuentan ni siquiera con una beca o un patrocinio que sirva como estímulo o apoyo para dedicarse sin exceso de preocupaciones a la preparación para la lucha por las medallas. El presupuesto del Ministerio del Deporte, el IND, de los Institutos Regionales de Deporte, de las gobernaciones, del Comité Olímpico Venezolano y del Fondo Nacional del Deporte no alcanza para cubrir tantas necesidades acumuladas.
En el caso del COV sus recursos son muy limitados, porque depende de las contadas becas que ofrecen los programas de solidaridad del Comité Olímpico Internacional o de Panam Sports para los atletas que tienen proyección olímpica o panamericana. La atinada política de la nueva directiva del COV, presidida por la leyenda del softbol nacional, María Soto, es repartir equitativamente los recursos que ingresan a sus arcas entre todas las federaciones. Pero la demanda de becas es mucho mayor a la capacidad económica que tiene el COV para respaldar.
Mientras tanto, la nueva generación dorada de atletas venezolanos que forman parte de la renovación del talento deportivo nacional se encuentra con un panorama poco favorable para su desarrollo pleno. Un caso que sirve como ejemplo de esta situación de resiliencia y lucha por sus sueños es la del garrochista Ricardo Montes de Oca, la nueva joya del salto venezolano.
Con apenas 16 años ha roto todas las marcas nacionales sub-18, sub-20 y absoluta. Su vuelo de 5,36 metros en el Memorial Brígido Iriarte, celebrado en días pasados en Barquisimeto, le permitió batir el registro nacional de salto con pértiga que tenía 23 años incólume, lo colocó como líder del mundo entre los garrochistas menores de 20 años y en el puesto 23 de los mejores garrochistas en la categoría senior. Montes de Oca es un prodigio hecho en Venezuela, por un entrenador también venezolano, su homónimo padre que ha venido puliendo las fenomenales condiciones del chamo.
Pero el larense no cuenta con una beca deportiva ni un patrocinante que respalde su descomunal gesta. Ha recibido el respaldo de la Federación Venezolana de Atletismo que le ha donado las garrochas, pero poco más. Su caso es solo uno de muchos atletas que vienen en desarrollo y necesitan el indispensable acompañamiento para seguir avanzando. Los campeones olímpicos se construyen desde abajo con mucha inversión.
POR GERARDO BLANCO • gerarblanco65@gmail.com
ILUSTRACIÓN JUSTO BLANCO • @justoblancoruiz