25/05/2023. Comenzaré con una anécdota de mis trotes: era domingo en la mañana y había salido desde mi casa en La Candelaria por la vía de Los Caobos hasta plaza Venezuela y de allí avancé hacia la Universidad Central.
[Por cierto, este es uno de los recorridos más gratos que pueden hacerse ese día de la semana y a esa hora porque, salvo otros pocos corredores y peatones que van hacia el hospital Clínico Universitario, todo el campus es para ti. Y, además, porque luego de las labores de restauración, la universidad está realmente bella. Pero eso no es lo que quiero contarte hoy].
Vamos con la anécdota. Di la vuelta por el largo pasillo tapizado de pizarrones, donde los estudiantes escriben igual fórmulas de matemáticas puras, poemas alucinados y clásicas groserías; me devolví por Tierra de Nadie y me encaminé hacia plaza Venezuela. Para entonces ya iba lo que se llama fundido, realizando apenas un trote de supervivencia. Se me notaba tanto el agotamiento que un joven de esos que se las dan de graciosos me dijo (con la obvia intención de hacer reír a sus dos compañeros): “Señor, usted necesita sopita de pata ‘e pollo”.
Te confieso que no me resultó simpático. Pensé responderle con altanería, decirle que al menos yo andaba corriendo, no caminando y con pinta de amanecido. Pero ya no tenía fuerzas ni para polemizar.
Lo positivo que salió de esta escena fue que pensé en presentarte una serie dedicada al tema de la alimentación del trotador o corredor, y unos días después, me puse a investigar al respecto, con la idea de compartir contigo una información tan necesaria como es esta de saber lo que se debe comer, cuándo y cuánto, ya sea que uno quiera solo hacer un poco de ejercicio o que pretenda competir en alguna carrera.
A partir de la siguiente entrega estaré entonces presentando diferentes aristas de este tema clave porque si no le metes el combustible apropiado a tu cuerpo y luego lo fuerzas a que trote o corra, pocas sorpresas buenas te podrán llegar. Lo de hoy ha sido apenas un aperitivo. Los platos fuertes vendrán en lo sucesivo.
Pasos y zancadas
Un uruguayo en la élite. El uruguayo Nicolás Cuestas arribó quinto en el Maratón de Copenhague con registro de 2 horas, 11 minutos y 30 segundos, y consiguió algo que en este deporte luce como toda una hazaña: fue el mejor corredor de la competencia entre los no nacidos en Kenia. Los cuatro primeros puestos fueron para la llamada “legión keniata”: Solomon Kirwa Yego, se impuso con 2h 09m 12s, seguido por sus compatriotas Kenneth Keter (2h 09m 41s), Edwin Kiptoo (2h 09m 51s) y Pius Karanja (2h 11m 24s).
[Siguiente entrega: Comer para correr (II): El libro Corre con energía y más rápido]
POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ • @clodoher
ILUSTRACIÓN JADE MACEDO • @jadegeas