05/12/2022. De Cristo a la Biblia, del Halloween al Black Friday, se trata del establecimiento de un conjunto de valores que terminan fetichizados por la costumbre y adquieren la anchura de una tradición. Hay signos más deplorables, como el Santa Claus y su manida leyenda de repartidor de juguetes desde el Polo Norte hasta el mundo entero, convenientemente patrocinado por la Coca Cola.
El uso instaló la idea del pesebre como rito decembrino desde que fue impuesto por la cristiandad. Fue un invento, dicen, de San Francisco de Asís, quien emplazó su portal en 1223 en la ermita de Greccio (Italia) para representar el nacimiento de Jesús de Nazareth según los evangelios de Lucas y Mateo. Su ubicación histórica se halla en la Basílica de la Natividad, en la ciudad de Belén, centro de Cisjordania (Palestina), mandada a construir por Constantino y refaccionada por Justiniano.
A América llegó con los conquistadores que lo vistieron con el ropaje local, e incluso se inventaron toda clase de especulaciones sobre un pesebre aborigen matizado por las apariciones de la virgen y el mismísimo cristo a los sobrevivientes de los pueblos originarios asolados.
Cuenta el historiador René García Jaspe que, indagando entre documentos civiles del siglo XVIII, se tropezó con un testamento que enumeraba la herencia dejada a un particular donde se describen imágenes de gran formato del “nacimiento” para seguir con la tradición familiar, lo que denota que se trata de una vieja costumbre colonial orientada por la iglesia católica.
Más allá de la mirada crítica y decolonizadora y una vez resemantizado por la modernidad, el culto adquirió la argamasa de los afectos de la venezolanidad, y por muchos años se mantuvo como emblema de la familia creyente y militante que instala el portal de Belén en una esquina vistosa del hogar con sus reyes magos, María, José, los pastores, el ángel, el niño, la estrella, la mula, el buey las ovejas, cortejados con música de parranda, aguinaldos y villancicos para que impregnen con su aliento de alegría el fin de un año y el comienzo de otro en gesto esperanzador. No ha sido fácil; desde hace relativamente poco tiempo se exige por presión social la presencia del pino nevado, las guirnaldas rojas, las botas navideñas, piñas, luces multicolores y un largo etcétera de adornos excesivamente ornamentados según el modelaje mediatizado por el establishment anglosajón.
La magia detrás del dogma
Hace cuatro año Rodrigo Rodríguez Abad, directivo de la Magna Fraternitas Universalis y un experto de los fenómenos cosmobiológicos, nos sorprendió durante una entrevista al vaticinar un estado de cosas en el devenir de Venezuela que para entonces considerábamos ciencia ficción. Aseguraba que desde el 16 de mayo de 2018 comenzamos a salir de un bache de 7 años de regencia de Urano sobre Aries. “Durante esos años los conceptos de solidaridad, cooperación, altruismo, estuvieron bajo fuego. Aries está regido por Marte, que es el planeta de la lucha y la confrontación. Habiendo cruzado ya esa prueba, todo lo que se sostuvo adquirirá mayor consistencia”.
Ante sus postulados de buen augurio, que recibimos con escepticismo, no dudamos en preguntarle: ¿saldremos de la crisis? Y él respondió: “Sí. Yo pienso que los puntos extremos, por la acción de Urano que es el planeta de la síntesis, van a empezar a ceder, por lo menos en el campo de la economía que para la mayoría de la gente es lo más importante. Van a comenzar a darse cuenta de que no pueden esperar un progreso abordando de manera sesgada los conceptos. Necesariamente debe comenzar a haber cooperación, que es una palabra clave en todo esto”.
Para Rodrigo no se trata de especulaciones místicas sino de la evidencia del paso astral hacia la Era de Acuario (Era del Saber) que se extenderá por 2400 años y que tiene en Venezuela un posicionamiento fundamental, contribuyendo a nuestro protagonismo en el concierto de las naciones. Un período orientado por un máximo de verdad, tolerancia y paz como principio básico de la humanidad, así el proceso sea lento y turbulento. Todo parece indicar que llevamos esa ruta.
Casi un sabio ungido por la ciencia y la metafísica, Rodríguez Abad encuentra fascinante explicar el origen del pesebre. “Belén viene del hebreo bethlegen que significa beth (casa) y legen (pan). La casa, la cuna de la enseñanza crística. El pan simboliza la enseñanza profunda y ha estado presente en los momentos más sagrados de la humanidad: Melkisedek bendijo a Abraham con pan y jugo de uva; en la pascua judía está presente porque representa el alimento de la libertad, y en la última cena Jesús le dijo a sus discípulos ‘Comed este pan en mi nombre’ hasta que en el año 1.200 lo cambiaron por una hostia en la iglesia”.
Explica Rodríguez Abad que el microcosmos del pesebre representa la magia, comenzando con los tres reyes magos, luego la idea que proviene del concepto hebreo “cuna” cuyo valor es el número 4 y representa el tronco de la enseñanza del cristo, y el toro que está arrodillado a su lado simbolizando la constancia, la tenacidad de la gente que nunca se cansa cuando emprende una misión. “Una misa, por ejemplo, que ha existido desde hace millones de años, es un acto de magia, lo que pasa es que a la iglesia o se le ha olvidado o no lo acepta. Los tres reyes magos representan además la alquimia, la astrología y la magia. La estrella fue la que les condujo hasta el sitio. Se estima que eso pudo haber sido la conjunción Júpiter-Venus que son regentes de la era del pez, símbolo original de Jesús.”
El pesebre de Canchancha
Sortilegio y heredad se juntan en una hermosa cruzada intercontinental que representa el empeño por mantener una tradición. Sus artífices, una familia que por 65 años ha exhibido creatividad y constancia desde que los abuelos, el sandinista Guillermo Cifuentes Montiel “Memo” (Nicaragua) y María de la Cruz Gómez (Colombia), se juntaron en el amor y el ornamento de pesebres que más tarde cedieron a sus hijos. Entre ellos Nicanor Cifuentes Gómez (licenciado en Letras, poeta, dramaturgo y ecologista), pesebrero guía que a su vez ungió con esa misión a parientes y visitantes para que levantaran un Breve Pesebre de un metro cuadrado de territorio con materiales como hojas de jojoto, semillas, cortezas, piedras, concha de coco, caracolillos, telas, figurantes de madre, padre, hijo, par de animales, par de pastores y ovejas, trío de visitantes, estrellita, que reunidos en una edición digital sirvió para armar un catálogo por la paz en la Madre Tierra el año pasado.
La historia la narra con pasión el más reciente comulgante de esa tradición de casta, el poeta Nicanor Cifuentes, quien nos cuenta que sus abuelos, el rebelde nicaragüense y la campesina del Norte de Santander, sufrieron los equívocos de los amores contrariados y se vieron obligados a migrar con sus muchachos al barrio de Canchancha, 12 kilómetros al oeste de los Puertos de Altagracia y a unos 9 metros sobre el nivel del mar. “Maracaibo era apenas un lugar de mariposas amarillas y Jagüeyes, campesinos con olor a nísperos, guajiros wayú. Allí, en ese primer diciembre, nace el primer nacimiento. Era 1958 y por allá por Maiquetía salía un avión que llamaban la Vaca Sagrada con Pérez Jiménez a bordo”.
Ese hogar maracaibero, desde entonces, es epicentro que acopia la alegría familiar cada navidad girando en torno al pesebre que es atractivo turístico y patrimonio cultural, y de ahí extiende su impronta cual bomba expansiva de amor hasta La Guaira, Los Salias, Cortada del Guayabo, Caracas, Cali, Lima Buenos Aires.
“Del 58 para acá no ha habido cese de nacimientos, de calendarios de abrazos. Más de tres mil personas llegan a ese pesebre; allí hay figuras de cinco continentes. El abuelo y la abuela logran viajar, con recursos propios, a Jerusalén, la Tierra Santa, a Roma, se traen libros. Con tecnólogos y amigos hacen del pesebre un lugar de movimiento: está la mezquita de Omar, el Templo de la Natividad, las murallas de Jerusalén, el desierto del Sahara que es también el desierto de La Guajira, con sus vientos alisios y sus dunas; las casitas de Maracaibo”.
POR MARLON ZAMBRANO • @MarlonZambrano
FOTOGRAFÍAS COLOCABORACIÓN • NICANOR CIFUENTES